En los últimos años ha habido un cambio en la comunicación de las parejas debido a las nuevas tecnologías. Es una difícil cuestión la de valorar la bondad o maldad de WhatsApp como herramienta de comunicación en la pareja. Como todos los utensilios, tecnologías y demás recursos que tenemos a nuestra disposición, su eficacia va a depender del uso que de ella hagamos.

Las enormes posibilidades que nos brinda en los escarceos iniciales y en el arranque de una relación pueden volverse en nuestra contra si le otorgamos más importancia de la necesaria a medida que la relación se va consolidando.

En ese contexto, a mi juicio, son tres los principales errores que cometemos en el uso de WhatsApp y, por tanto, tres las recomendaciones que me aventuro a lanzar.

El primero tiene que ver con la interpretación de los mensajes al carecer de lenguaje no verbal. Por mucho que cuidemos el lenguaje o mucho emoticono que incluyamos, nunca podremos compensar el efecto que sobre el mensaje tienen el tono, la mirada y los gestos. Ni podremos calibrar el efecto real que estamos causando en nuestro interlocutor, y las distintas opciones que nos brinda para continuar la conversación. Son muchas las malas interpretaciones que genera este medio por esta razón y que ocasiona más de un malentendido en la pareja.

El segundo  consiste en la muy común práctica de acceder a la aplicación sin ánimo alguno de comunicarse. No entras para mandar ni leer mensajes nuevos, utilidad original del sistema, sino para releer mensajes antiguos, comprobar últimas horas de conexión, ver si alguien está conectado (y con quién). Desde hace poco tiempo nos encontramos una función nueva en el WhatsApp, el famoso doble check azul, que nos indica cuando la otra persona ha leído el mensaje. Cuando no obtienen una respuesta inmediata muchas parejas lo interpretan como una falta de interés del otro. Su imaginación se desata normalmente con pensamientos negativos que generan desconfianza e inestabilidad en la pareja. Si algo te preocupa de verdad, no busques la respuesta entre tus mensajes (ni en la ausencia de ellos). En el marco de relaciones adultas las cosas no pueden resolverse más que con conversaciones adultas. Lo principal en una pareja es fomentar una buena comunicación, no sólo basada en estas tecnologías. También es importante destacar que especialmente nociva puede ser esta práctica cuando la relación ha acabado, pues la curiosidad por saber de la otra persona mirando constantemente su última hora de conexión, cuando está en línea… puede dificultar significativamente la superación de una situación ya de por sí compleja.

El tercero y último consiste en convertir WhatsApp no en un canal de comunicación sino en una fuente de entretenimiento, a la que acudir a intervalos de menos de diez minutos, ya estemos solos o, en el peor de los casos, en medio de cualquier evento social. La posibilidad de estar en permanente contacto con todas nuestras amistades nos hace perder atención sobre lo que nos está pasando aquí y ahora, dejando a nuestras parejas con la sensación de que lo importante debe estar en otro sitio, si requiere de nuestra inmediata atención.

En definitiva, usad WhatsApp. ¿Acaso hay alternativa? No podemos ignorar las redes sociales porque ya son parte de nuestras vidas. Lo importante es saber gestionarlas.

 

Fdo. Paula Borrego Iglesias

Psicóloga Nº Col. M-19165

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